Purrusalda con bacalao

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Purrusalda con bacalao


Los platos de cuchara son los más fáciles de elaborar. Esta es una conclusión con la que seguramente muchos de vosotros estaréis de acuerdo. Y si no, pensemos: las lentejas estofadas, la fabada, el cocido madrileño, las cremas de verduras o cualquier humilde sopa. Y también son, sin duda, las más ricas y reconfortantes para combatir el frío.

En lo relativo al mundo de las sopas, hoy te traigo una receta que me encanta. Se llama purrusalda, un término de origen vasco que se traduce al castellano como sopa (salda) de puerros (purru). Es una receta super nutritiva a pesar de que la base principal de la receta son productos de la huerta y una podría pensar que es super ligero (ojo, que son verduras y realmente lo es). Entran en juego puerros, patata y zanahoria, aunque ... (y aquí llega la "trampilla") esta purrusalda lleva algún que otro trocito con bacalao. ¡Ojo! Que este extra está más que permitido ;)

Además, estamos en temporada de puerros, por lo que esta receta, super apetecible para días tan fríos como los de un mes de enero, me viene que ni pintada para traeros el #RetoSaboresdeTemporada.

Como todos ya sabréis, queridos seguidores, este reto no tiene otro cometido que el de acercar a vuestras pantallas cuáles son los productos de temporada, aprovechar sus bondades y cocinar con ellos para disfrutar de su máximo esplendor y sabor. 

puerros


El puerro es un excelente producto de invierno. Es muy diurético, gran protagonista en una dieta depurativa, ya que sus fibras de celulosa actúan como escoba y barren todas las toxinas que se han acumulado en el intestino. Es más que aconsejable para personas que padecen de retención de líquidos, y ahí lo dejo, por no aburriros enumerando todas las vitaminas que contiene. Tiene (a mi parecer) un agradable sabor dulce.

Ha llovido bastante desde que tuve mi primer contacto con una purrusalda. Me gustó tanto, que por aquel entonces, me puse inmediatamente en contacto con quien para mi es toda una referencia en el mundo de la cocina, y por añadido, vasca: Virginia, editora del blog Sweet and Sour. Sabéis de quién os hablo, ¿verdad? Ha salido una purrusalda deliciosa. Así que con vuestro permiso, me pongo la corona de laureles ;)

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Si el bacalao no se encuentra entre vuestros pescados favoritos, prescinde de él por completo. Pero sí que te recomendaría que al menos hicieras un caldo de pescado, utilizando las pieles, cabezas y espinas de un pescado blanco, porque es indiscutible que el sabor que obtienes es ganador por encima de simplemente agua. 

En general, es un plato muy reconfortante para esta época del año, y con un sabor muy suave y agradable. Si te gusta el sabor dulce del puerro, este es tu plato, así que ... ¿por qué no hacerlo?

¡Ah! Y no te olvides de pasarte a visitar a mis compis de reto Carmen, Neus y Paula para ver qué recetas han elaborado con los productos de temporada. Y si tú, también te has animado a participar en nuestro #RetoSaboresDeTemporada, no te olvides de compartir tu receta en Instagram etiquetando tu publicación con ese mismo hashtag.

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Receta de purrusalda con bacalao


Ingredientes (4 personas)

  • 4 puerros grandes (especialmente la parte blanca y la verde más clarita y más tierna)
  • 700 gr de patatas
  • 150 gr de zanahorias
  • 1 litro de agua
  • 2 orejas de bacalao en salazón
  • 100 gr de migas de bacalao (opcional)
  • AOVE
  • Sal (con moderación)
  • Pimienta blanca recién molida
Elaboración
  1. Pon a desalar las orejas y las migas de bacalao 48 horas antes de elaborar la receta. Lávalas bajo el grifo para despojarlas de la sal y colócalas con la piel hacia arriba en un recipiente, cúbrelas con agua, tápalas y llévalas a la nevera. Cambia el agua cada 8 horas, lavando en cada cambio las piezas de bacalao también.
  2. Llena una cazuela honda con un litro y medio de agua, llévala a ebullición y sumerge las orejas de bacalao. Cuécelas durante cinco minutos, y retira la espuma, con la ayuda de una espátula, que sube a la superficie. Así conseguirás un caldo clarito y sin impurezas. Retira las orejas del agua y ponlas a escurrir y a enfriar, cuela el caldo de pescado y resérvalo. Una vez que las orejas hayan perdido temperatura, desmígalas y resérvalas. 
  3. Pon a calentar dos cucharadas de aceite de oliva virgen extra en una cazuela amplia.
  4. Corta la parte verde más dura de los puerros. Haz un corte en cruz y lávalos bajo el chorro de agua del grifo. Sécalos y córtalos en trozos de un centímetro de grosor. Añádelos a la cazuela.
  5. Pela las zanahorias y córtalas en discos de 3 milímetros de grosor. Añádelos a la cazuela y remueve.
  6. Pela las patatas, lávalas, cháscalas y añádelas a la cazuela. Remueve el conjunto y cocínalo durante unos cinco minutos removiendo constantemente. Hemos de evitar que las verduras se doren. 
  7. Añade un litro de agua, sazona con pimienta blanca, tapa la cazuela, lleva a ebullición y cocina a potencia media-baja durante unos 20 minutos o hasta que la patata y la zanahoria estén tiernas. 
  8. Dos minutos antes de retirar las verduras del fuego, añade las migas de bacalao y cocínalas durante dos minutos, y por último, la carne que puedas aprovechar de las orejas de bacalao. Rectifica de sal si fuera preciso. 
Notas y consejos
  • No es conveniente salar las verduras en exceso hasta el final de la elaboración, pues el bacalao, aún desalado, aporta mucho sabor.
  • Particularmente, me gustan las sopas de caldo gordito. Si también es tu caso, puedes retirar un par de trozos de patata y aplastarlos con un tenedor para incorporarlos de nuevo a la sopa.

Nos vemos con una nueva receta para el #RetoSaboresDeTemporada dentro de dos meses, el 29 de marzo. Pero antes de entonces, nos seguimos viendo por el blog.





6 comentarios:

  1. Tengo un trauma infantil con la purrusalda. Mi madre también le ponía bacalo siempre, siempre. La colita iba añadida para dar más sabor a bacalao, y en lugar de zanahoria le ponía calabaza. Lo pongo en pasado porque es cuando yo lo sufría una vez por semana si o si, pero podía ser en presente porque lo sigue poniendo cada semana. Yo no podía con ello, ya sabes que todos tenemos alguna fobia culinaria. La mía era la purrusalda y no la he superado todavía. Cada semana. Y si no la comes... la meriendas. Y un par de veces me tocó merendarla, no te digo más. ;-)
    Imagina cuánto les gusta a mis padres que la siguen comiendo cada semana.
    Un besazo.
    Marhya (enmilbatallas.com)

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    1. María, no me cuesta nada entender lo que nos cuentas. Era una práctica muy habitual cuando nosotras éramos niñas; no creo que fuera la mejor de las soluciones para que nos terminara por gustar la comida que no nos entraba por los ojos, y para prueba, lo que tú nos cuentas.

      Lo que no te puedo negar es que la purrusalda es un plato delicioso, pero lo reconozco ahora. Si mi madre me lo hubiera puesto siendo yo pequeña y me forzara a comerla como la tuya, también estaría traumatizada porque por aquel entonces no me gustaban las verduras en absoluto.

      Un beso

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  2. Que rica cazuela! estas recetas de toda la vida, son una maravilla!! Bss

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    1. Patricia, si perduras años y años, por algo será, ¿verdad? La cocina tradicional no tiene ni fronteras ni barreras en el tiempo.

      Un beso

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  3. Magnífica porrusalda, Yolanda. Me reconozco una fan de cualquier receta de cuchara y la porrusalda pasa bastante por casa. Reconforta tanto...

    Por cierto, unas fotos que transmiten sensaciones de hogar. Te felicito.

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    1. Laura, anda que no ha viajado la purrusalda: desde el País Vasco hasta las islas Canarias. Si es que lo bueno y rico rompe barreras físicas y temporales.

      Muchas gracias por tus palabras. Me alegra que con ver la receta se transmita una imagen que hace de esta receta algo muy casero.

      Besos

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