Galette de Rois
Galette de Rois
Cuenta el Evangelio según San Mateo que guiados por una estrella durante trece días, llegaron a Belén de Judea desde Oriente Tres Reyes que preguntaron nada más entrar en la ciudad: "¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer?" Melchor, Gaspar y Baltasar eran los nombres por los que respondían aquellos reyes, y quienes antes de llegar a su destino visitaron a Herodes El Grande, quien les pidió que a su vuelta le contaran dónde se encontraba el recién nacido rey para también acudir a adorarle. Al emprender de nuevo el camino, el arcángel San Gabriel hace aparición frente a los Reyes Magos advirtiéndoles de que si llevaban a efecto la petición de Herodes, la vida del recién nacido rey correría peligro. No en vano, Herodes había mandado matar a todos los niños varones menores de dos años como excusa para matar a Jesús y que de esta forma su soberanía no corriera peligro.
Los tres Reyes Magos prosiguieron su camino y llegaron a un pesebre en el que los padres del recién nacido, José y María, junto con un burro y una mula, daban calor al Niño Dios.
Oro, incienso y mirra eran los presentes con los que los Tres Reyes quisieron agasajar al Nuevo Rey Dios. El oro representaba la divina majestad; el incienso, el sacrificio, pues se empleaba en los templos en adoración a Dios; y la mirra, que se utilizaba para embalsamar a los muertos y que representaba la fragilidad humana.
Existen teorías que nos cuentan que los tres Reyes Magos en realidad eran astrólogos que seguían la entonces conocida ruta del incienso y que pasaba por Belén.
Pero teorías aparte, tanto si los Reyes Magos fueron verdaderamente reyes o no es un tema que no vamos ni a tratar, ni por lo tanto, a discutir. Lo que sí tenemos claro es que son el símbolo de la ilusión de todos los niños, y que tú, que me estás leyendo, me entiendes perfectamente. ¿Cuántas veces imaginaste historias creadas con tu juguete favorito? ¿Cuántas veces pegaste la nariz a los escaparates de las tiendas de juguetes? ¿Cuántas veces lloraste porque querías moverte de tu escaparate favorito? ¿Cuántas veces llevaste engañados a tus padres para llevarles por otro camino y así pasar por tu tienda preferida? Tú has crecido con ellos, y sabes cuánta magia guarda tu corazón con esos recuerdos.
Celebrar la llegada de los Reyes Magos no es una tradición que se siga únicamente en España. También lo hacen en muchos países sudamericanos, y entre los europeos, en Francia. Y mientras que nosotros, españoles, lo hacemos disfrutando de un Roscón de Reyes, los franceses lo hacen con una Galette des Rois, o lo que es lo mismo: un Pastel de Reyes. Nuestro archiconocido roscón poco tiene que ver con la Galette de Rois francesa, a excepción de esconder en su interior un haba y una figurita. Quien encuentre el haba deberá pagar el pastel el año siguiente, y quien encuentre la figurita, se pondrá la corona que suele acompañar a este pastel, como a nuestro roscón, y vivirá a cuerpo de rey durante ese día. La tradición francesa otorga al más pequeño de la familia el gusto de decidir qué porción del pastel será del disfrute de qué comensal, y el miembro de mayor edad de la familia se encarga de repartirlo al antojo del más pequeño.
Tras toda esta extensa historia, lo mínimo que puedo hacer es invitaros a degustar una porción de este rico pastel de hojaldre que guarda en su interior una deliciosa y crema dulce a base de almendras conocida como franchipán. Si sois de aquellos a quienes les encanta la almendra en los dulces, no debéis, por nada del mundo, perderos esta delicia de la repostería tradicional francesa.
Receta de Galette de Rois
Ingredientes
Para el pastel
- 2 láminas de hojaldre
- 150 gr de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
- 300 gr de almendra molida
- 150 gr de azúcar granulado
- 3 huevos tamaño "M"
- 1 cda de extracto de vainilla
- 1 cda de ron
- Un poco de agua para sellar los bordes
- 1 huevo batido para barnizar el hojaldre
- Una figurita sorpresa envuelta en film transparente (opcional)
Para el sirope
- 50 gr de azúcar granulado
- 50 gr de agua
- 1 cda de ron
Elaboración
- Extendemos las láminas de hojaldre sobre una bandeja y cortamos un círculo de 26 centímetros de diámetro. Las reservamos en la nevera hasta que llegue el momento de utilizarlas. Podemos apilar una lámina sobre la otra protegiéndolas con papel de horno para evitar que se peguen una a la otra.
- En un recipiente amplio batimos la mantequilla con una espátula para ablandarla y a continuación añadimos el azúcar. Batimos la mezcla hasta formar una crema suave.
- Cascamos un huevo y lo añadimos a la mezcla de mantequilla y azúcar. Agregamos el siguiente huevo una vez que el anterior se haya integrado en la masa. Y seguimos hasta terminar con el tercer huevo.
- Añadimos la almendra molida y batimos nuevamente. A continuación rellenamos una manga pastelera de plástico con la crema de almendras.
- Sacamos las láminas de hojaldre de la nevera y colocamos en una bandeja de horno una de ellas, la que será la base del pastel, y pincelamos el borde del hojaldre con agua para que las láminas se adhieran con más facilidad.
- Cortamos el piquito de la manga pastelera con unas tijeras y escudillamos la crema sobre la lámina de hojaldre formando un círculo desde el centro hacia el exterior dejando libres aproximadamente dos centímetros de los bordes. Si nos sobra crema, podemos repartirla sobre la ya extendida. Este es el momento en el que colocaremos la figurita sorpresa en cualquier parte de la crema.
- Cogemos la segunda lámina de hojaldre que teníamos reservada y con ella cubrimos la crema, asegurándonos de que coincide con los bordes de la lámina base. Utilizamos las yemas de los dedos para presionar suavemente los bordes y asegurarnos de que quedan perfectamente sellados. Después, con la punta de un cuchillo, practicamos unos pequeños cortes de entre 0.5 y 1 centímetro de profundidad hacia el centro del pastel, al tiempo que se va dando una bonita forma rizada al borde.
- Ahora batimos un huevo y barnizaremos con él toda la superficie de la lámina. Reservamos en la nevera durante al menos dos horas.
- Precalentamos el horno a 200ºC, con calor superior e inferior.
- Sacamos la galette de la nevera y nuevamente la barnizamos con el huevo batido que os había sobrado.
- En este momento podemos decorar nuestra galette utilizando la punta de un cuchillo. El dibujo más tradicional consiste en dibujar una cruz que recorre el pastel de lado a lado y crear unas formas semicirculares para crear una especie de hojas de árbol con las incisiones típicas en las mismas. Puedes hacerte una idea más clara viendo este vídeo.
- Finalmente, utiliza la punta del cuchillo para pinchar la masa todo alrededor de manera que esos pequeños orificios hagan las veces de pequeñas chimeneas por las que transpira el pastel.
- Introduce la galette en el horno a media altura y cocínala a 200ºC durante 20 minutos. Después baja la temperatura a 180ºC y cocínala durante 30 minutos más.
- Mientras tanto prepara el sirope con el que barnizaremos la galette en cuanto la saquemos del horno. Pon el agua y el azúcar en un cazo y llévalos a ebullición. Deja cocinar un par de minutos y añade el ron. Remueve y barniza con este sirope la galette en cuanto la saques del horno. Adquirirá un bonito tono brillante.
Receta en video de Justin Cooking.
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